La belleza del paisaje es tan suave como tu sonrisa,
Que al oírla el alma se paraliza.
Tus zafiros tan profundos y elegantes, fuertes y serenos
Provocan que el paisaje se vuelva tierno.
Tu tez blanca y fría como la nieve
Y las rosas tan rojas como la sangre
Hacen que tu belleza sea inconfundible en el paisaje,
Así como las mariposas se pierden con su esplendor en la
infinidad.
Tu cuerpo tan perfecto a la vez es imperfecto,
Eres tan hermosa aquí de lo que eres por allá,
Sin importar tus rasgos ni tus virtudes
Eres belleza que llora esplendor.
Los arcos de madera encima de tus ojos
Generan oscuridad a los zafiros candentes
Que me miran cada vez que me acerco a tu sonrisa,
Sin importar que impacten en mi rostro
Los observo hasta llorar de alegría.
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